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La basílica más inesperada de Buenos Aires

No es Barcelona, no es Praga, no es el set de una película de fantasía. Es Almagro.

Y en una esquina que muchos pasan de largo, se esconde una de las iglesias más extraordinarias de Argentina:
la Basílica María Auxiliadora y San Carlos.

Un templo que, más que visitarse, se contempla.

📍 ¿Dónde está la Basílica María Auxiliadora y San Carlos?

📍 Barrio: Almagro
🚇 Subte más cercano: Línea A – Estación Río de Janeiro (a 3 cuadras)
🚌 Colectivos que pasan cerca: 5, 19, 105, 132, 160, entre otros.

🕒 Horarios:
Generalmente abierta por las mañanas y en horarios de misa. Las visitas guiadas se reactivaron en 2024, consultá disponibilidad al llegar o por redes parroquiales.

Historia de una obra que rompió moldes

Entre los años 1900 y 1910, el arquitecto y sacerdote Ernesto Vespignani, formado en Roma, dirigió la construcción de este templo que sería la casa espiritual de los Salesianos en Buenos Aires.

¿Su visión? Crear algo que elevara el alma a través del arte, fusionando estilos, materiales y técnicas europeas en pleno corazón porteño.
El resultado: una sinfonía visual en neorrománico lombardo, con pinceladas de gótico, bizantino y barroco.

¿Por qué nadie te habló de este lugar?

Porque está fuera del radar turístico, porque la fachada no anticipa lo que vas a encontrar adentro.
Porque a veces, las mejores joyas no se publicitan: te las cuenta alguien que ya las vivió.

Y ahora que volvieron las visitas guiadas, tenés la oportunidad de descubrirlo con tiempo, con mirada, con calma.

Detalles que muy pocos conocen

🎹 El órgano Walcker, importado desde Alemania, es uno de los más importantes del país.

🪟 Los vitrales fueron encargados en Europa y diseñados para aprovechar al máximo la luz natural.

🧔‍♂️ En el retablo se encuentra una imagen de Don Bosco, fundador de los Salesianos, enmarcado con una estética que parece sacada del Renacimiento. Se usaron técnicas como el dorado a la hoja, mármol nacional e importado, y estucos típicos de la escuela italiana.

🎨 Se usaron técnicas como el dorado a la hoja, mármol nacional e importado, y estucos típicos de la escuela italiana.

¿Por qué tenés que ir?

Porque te va a sorprender. Porque no sabías que Buenos Aires tenía un templo así.
Porque la belleza no es solo para ver: es para habitar.
Y esta basílica no es solo un edificio. Es un mensaje.

En una ciudad que vive a mil, este lugar te obliga a frenar.
A mirar hacia arriba. A respirar hondo.
Y a entender por qué, a veces, el arte también es sagrado

La Basílica María Auxiliadora y San Carlos no necesita carteles ni multitudes.
Solo pide que alguien entre, mire hacia arriba y se deje sorprender.
Es uno de esos lugares que, cuando los descubrís, sentís que tenés que contarlo
pero también guardarlo un poquito para vos.

¿Te gustaría conocer esta joya en una escapada urbana con otros tesoros escondidos?